viernes, 15 de marzo de 2024

LA PROPOSICIÓN DE REFORMA DE LA LEY DEL MAR MENOR DE VOX, UN DESPROPÓSITO



El grupo parlamentario de Vox en la Asamblea Regional ha registrado la proposición de ley para reformar la Ley 3/2020, de 27 de julio, de recuperación y protección del Mar Menor, ya que considera que, según su criterio, no se adecúa a su manera de “proteger” la albufera más grande del Mediterráneo Occidental. Su propuesta de reforma, sin embargo, choca con lo que los grupos ecologistas y la oposición en la Asamblea Regional estiman que debe ser la forma más efectiva de conservar este espacio natural tan singular. Pasemos a analizar su proposición de ley.

El partido de ultraderecha, para empezar, ya propone modificar el artículo 1, por el que quiere sustituir el objeto de dicha ley, que en la ley de 2020 es “la protección, recuperación, desarrollo y revalorización de la riqueza biológica, ambiental, económica, social y cultural del Mar Menor (…) para que su ejercicio se realice de manera integral y sostenible”, por el de “hacerla compatible con el interés general y la viabilidad de la vida económica y social de la comarca”. Es decir, que el objetivo ya no es ambiental sino, también y sobre todo, económico, y ya sabemos que, para la derecha y ultraderecha, cuando ambos aspectos se ponen en balanza, lo ambiental es sacrificado ante lo mercantilista.

El artículo 3, dedicado a los fines de la ley, está totalmente amputado, eliminando toda referencia, con su habitual discurso negacionista, a la prevención de la contaminación, la conservación del ecosistema, la restauración de humedales, la investigación y la lucha contra el cambio climático, la erosión del suelo y la desertificación en el entorno del Mar Menor. En su lugar, Vox pretende básicamente promover el actual modelo productivo y garantizar los aprovechamientos “ya sean urbanísticos, agrícolas, ganaderos, pesqueros, industriales, portuarios, recreativos o de cualquier otro tipo que se desarrollen en el Mar Menor y su cuenca vertiente”.

Se pretende eliminar el Consejo del Mar Menor. Este órgano consultivo, formado por representantes de las distintas administraciones, el Comité Científico y organizaciones de la sociedad civil, contemplado en la ley de 2020, tiene como funciones “la toma de conocimiento del estado ecológico del Mar Menor y su evolución, así como la valoración de las distintas actuaciones necesarias para la mejora progresiva del mismo”. Su eliminación disminuiría el control que las administraciones y la sociedad civil pueden ejercer sobre las actividades de la laguna y su entorno.

Se elimina el plazo de tres años dispuesto en la ley de 2020 (aunque claramente incumplido), para redactar el Plan de Ordenación Territorial de la Cuenca Vertiente del Mar Menor, por lo que éste podría demorarse en el tiempo sin plazo para su diseño e implementación. Además, en la propuesta de Vox, se eliminan de nuevo las referencias a la “mitigación y adaptación al cambio climático” como uno de los objetivos del Plan de Ordenación. Y de nuevo se hace hincapié en la construcción de infraestructuras en vez de aplicar medidas preventivas en origen.

En cuanto a la adopción de medidas adicionales en el programa de actuación (artículo 54), la propuesta del partido de ultraderecha elimina la prohibición de cultivos sensibles a la lixiviación de nutrientes, por lo que se facilita la filtración de contaminantes provenientes de la agricultura a las aguas subterráneas y su posterior vertido al Mar Menor. Además, la monitorización de nutrientes a tiempo real sólo se haría si “se generan valores robustos y hayan sido verificados por organismos públicos de investigación”, permitiendo así la filtración difusa de nutrientes al subsuelo, aunque sea a concentraciones más bajas pero de forma continua.

La proposición de ley no prohíbe taxativamente la construcción y ampliación de puertos deportivos, como se contempla en la ley vigente, ya que se permitirían ambas si existieran estudios técnicos que justifiquen que su implantación “no afecta de forma significativa ni el ecosistema ni la dinámica litoral del Mar Menor en su conjunto”, estudios que, hechos “ad hoc”, abren la puerta a aumentar la presión sobre la laguna costera con más puertos y puntos de amarre, con la contaminación asociada por vertidos de combustibles.

En cuanto al capítulo de infracciones graves, ya no se contemplaría como tal el no estar inscrita la explotación agrícola en el Registro de Explotaciones Agrarias de la CARM, no disponer de operador agroambiental o no presentar la información o documentación en el tiempo y forma establecidos legalmente. Tampoco Vox considera infracción muy grave el incumplimiento de la orden de restitución de cultivos o de las órdenes de restablecimiento de la legalidad, es decir, que se abre la mano a las ampliaciones ilegales de cultivos de regadío, que quedarían impunes. También se reducirían las cuantías de las sanciones, pasando del 20 al 50% el porcentaje de reducción del importe de las sanciones si se cumplen una serie de condiciones, ni se suspendería la actividad agrícola o la posibilidad de recibir ayudas a pesar de infringir gravemente la legalidad. Además, Vox quiere eliminar las entidades inspectoras de explotaciones colaboradoras con la administración (ECARM), garantes del cumplimiento de la legalidad.

La proposición de ley del partido ultraderechista supondría todo un despropósito y una vulneración de los derechos del Mar Menor, ya que sería un ataque directo al espacio natural y a su conservación para las generaciones futuras. Esperemos que sus socios de gobierno, empezando por López Miras, no permitan este atropello y que, tal y como ha anunciado, no apoyen nada que suponga la más mínima desprotección del Mar Menor. Veremos.

Artículo publicado hoy en eldiario.es:

https://www.eldiario.es/murcia/murcia-y-aparte/proposicion-reforma-ley-mar-menor-vox-desproposito_132_11212488.html

jueves, 8 de febrero de 2024

POR UNA AGRICULTURA Y GANADERÍA SOSTENIBLES

La agricultura y la ganadería europeas se han lanzado a las carreteras y las ciudades, también en la Región de Murcia, para protestar por su situación y por las políticas de la Unión Europea (UE) aplicadas a este sector. Básicamente, estas manifestaciones van encaminadas a protestar por la excesiva burocracia, el bajo precio que los mercados establecen para sus productos, que ponen en riesgo la supervivencia de sus explotaciones y la existencia de una competencia desleal por parte de terceros países, especialmente de Marruecos, al no trabajar en igualdad de condiciones laborales y por el uso de productos fitosanitarios no autorizados en la UE. Otras reivindicaciones de los sectores agrícola y ganadero son el fin de la especulación en la compra de tierra por parte de fondos de inversión, el alto precio de los combustibles o la protesta por la instalación de energías renovables en terrenos agrarios. La situación del campo se ha agravado por la sequía que, a su vez, está siendo agudizada por el cambio climático.

Pero junto a estas justas peticiones, la ultraderecha, apoyados por un porcentaje de agricultores, van en contra de la Agenda 2030 y del Pacto Verde Europeo. La Agenda 2030 es un plan de acción definido por la ONU, en la que se proponen 17 Objetivos para el Desarrollo Sostenible. Concretamente, los objetivos relacionados con la agricultura y la ganadería persiguen asegurar la sostenibilidad de los sistemas productivos, permitir el acceso a tierras a pequeños productores, mantener la diversidad genética y asegurar el buen funcionamiento de los mercados de productos básicos alimentarios. Por su parte, el Pacto Verde Europeo pretende asegurar una transición ecológica rentable y socialmente justa para conseguir, al menos, un 55% de reducción de las emisiones netas de aquí a 2030 y la neutralidad climática en 2050.

Sin embargo, la ultraderecha habla de “fanatismo climático” y de “restricciones medioambientales” por parte de la UE, pretendiendo que no haya ningún tipo de trabas para llevar a cabo las actividades agrícolas y ganaderas, aunque ello suponga el deterioro de los espacios naturales y la contaminación de las aguas y el aire. Cuando se habla de la actividad agrícola, se olvida a menudo que en nuestro país hay 4,5 millones de hectáreas de regadío, el 30% de los cuales son ilegales, y que esta modalidad consume el 85% del agua del estado español. Esta superficie ingente de regadíos agota los acuíferos, y destruye espacios naturales como Doñana, las Tablas de Daimiel o el Mar Menor. Además, la agroindustria, pues de eso se trata en la mayoría de los casos, tiende a cultivar especies de gran rendimiento económico, pero que desplazan a variedades autóctonas, con consecuencias indeseables como la contaminación de los suelos y los acuíferos por el uso masivo de pesticidas y fertilizantes sintéticos.

En cuanto a la Política Agraria Común (PAC) de la UE, que prevé destinar más de 7.200 millones de euros en ayudas a los agricultores y ganaderos españoles de aquí a 2027, éstos consideran que las nuevas condiciones para su cobro perjudican a sus explotaciones, sobre todo por requisitos como la instauración de los “eco-esquemas”, un sistema de incentivos para que las explotaciones agrícolas realicen prácticas medioambientales alineadas con los objetivos de la UE (llegando a ser tachado de “absurdo medioambientalismo”, según la patronal conservadora Asaja), o la condicionalidad social de las ayudas, de forma voluntaria en 2023 y obligatoria en 2025, que estarán vinculadas al respeto a los derechos laborales.

Frente al modelo productivo intensivo e insostenible que domina en Europa en general y en España en particular, con una agroindustria contaminante, se impone la aplicación de formas de cultivo y cría de ganado respetuosos con el medio ambiente, que no destruyan los espacios naturales ni esquilmen los recursos como el agua y la tierra, al tiempo que se consiga un sector primario que pueda vivir con dignidad para revitalizar el mundo rural. Sólo así se asegurará el futuro de estos sectores tan vitales para nuestra supervivencia.

Artículo publicado en eldiario.es:

https://www.eldiario.es/murcia/murcia-y-aparte/agricultura-ganaderia-sostenibles_132_10905373.html

viernes, 26 de enero de 2024

AL "BUEN TIEMPO", MALA CARA

Esta semana, una vez más, y tras unos días de frío intenso en el centro de la península, volvemos a experimentar temperaturas inusuales para este mes de enero, siendo de nuevo la Región de Murcia el lugar donde se alcanza el récord, con 27ºC, diez grados por encima de la media para este mes en nuestra región. Estas anomalías son, evidentemente, una consecuencia del cambio climático, aunque los grandes medios de comunicación de masas no suelen hacer referencia a esto, limitándose a hablar principalmente de la influencia de estas temperaturas en la buena marcha del turismo, haciendo hincapié en la posibilidad de desestacionalizar la oferta turística de sol y playa fuera de la temporada estival como uno de los principales objetivos de las administraciones, como se está viendo en FITUR estos días.

Pero no llueve a gusto de todos, aunque la lluvia brille por su ausencia. Las estaciones de esquí están empezando a sufrir la falta de nieve, lo que supone el cierre de algunas de ellas o la apertura de unos pocos kilómetros de pistas esquiables. La gran mayoría de esas estaciones se ven obligadas a usar cañones de nieve, artefactos no exentos de producir impactos ambientales como el uso excesivo de agua y de energía para desviar los arroyos a los depósitos y conseguir rebajar la temperatura para la fabricación de nieve. Además, la nieve artificial aumenta la entrada de agua e iones a las pistas de esquí, lo que puede tener un efecto fertilizante y, por lo tanto, cambiar la composición de las especies de plantas de la zona.

Las altas temperaturas pueden convertirse, además, en un inconveniente para el turismo estival. Las sucesivas olas de calor que nuestro país sufre en verano pueden desincentivar la llegada turistas, según un informe de Caixabank Research. Según este estudio, el incremento de la temperatura de cuatro grados reduciría la demanda turística anual en un 3,1%. Y la llegada de turistas caería hasta un 15% en los meses de julio y agosto. El impacto sería muy superior en regiones como Islas Baleares o la Región de Murcia. Las consecuencias del cambio climático van más allá de inundaciones, incendios y olas de calor que afectan al medio ambiente y a la agricultura. El turismo, que supone en España el 12% del PIB, puede verse seriamente afectado por el calentamiento global, como ya se está comprobando

Otro sector afectado por la emergencia climática es la agricultura, por la falta de lluvias, que ha supuesto la pérdida del 13,6% de las cosechas, afectando sobre todo al secano y muy especialmente a la aceituna, con un descenso del 55% en la producción en la campaña anterior, y a los cereales, con el 45,6%. Todos sufrimos las consecuencias de esta disminución en la producción agrícola, con la subida bestial del precio del aceite de oliva y otros productos. A pesar de la sequía, el presidente López Miras y su consejera de Agua, Agricultura, Ganadería y Pesca, Sara Rubira, siguen con su particular guerra del agua, repitiendo aquello de querer “llevar agua de donde sobra a donde falta”, sin querer percatarse de que en breve no va a sobrar agua de ningún sitio y que la fuente del trasvase Tajo-Segura, los embalses de Entrepeñas y Buendía, están actualmente al 38 y 23% de su capacidad, respectivamente. Y su pretensión de resucitar el Plan Hidrológico Nacional choca con las opiniones de los expertos, que ven inviable un futuro trasvase del Ebro, por la escasez estructural, sequía y restricción de los principales sistemas de riego de la Cuenca del Ebro.

Lo que para mucha gente, y determinados representantes políticos, la situación de altas temperaturas de este mes de enero no es sino “buen tiempo” y una oportunidad de hacer negocios, es en realidad la plasmación de la emergencia climática frente a la cual sólo podemos poner mala cara y empezar a buscar soluciones a corto plazo.

Artículo publicado hoy en eldiario.es:

https://www.eldiario.es/murcia/murcia-y-aparte/buen-tiempo-mala-cara_132_10867588.html