sábado, 22 de octubre de 2011

EL DESARME COMO PRIORIDAD

Las semana del 24 al 29 de octubre se celebra la Semana del Desarme, instaurada por las NN.UU. en 1978, en plena carrera armamentística por parte de las dos potencias y sus satélites. Pero lejos de conseguir la disminución en el tráfico de armas, actualmente hay más armas que nunca, tanto de destrucción masiva (nucleares, químicas, biológicas, bombas de racimo o minas antipersona) como las llamadas convencionales, aunque para algunos no tiene sentido esta clasificación, pues ambos tipos causan sufrimiento y muerte.

Muertes, mutilaciones, violaciones, éxodos masivos, hambrunas, con la infancia como principal víctima de los conflictos, condenan a los países en guerra a décadas de atraso económico y social. Africa, Asia, Sudamérica y Medio Oriente sufren conflictos enquistados  en el tiempo, como los de Israel y Palestina, Colombia, Somalia, Pakistán, Irak, Afganistán, etc. que hipotecan su futuro mientras engrosan las cuentan corrientes de las empresas armamentísticas.

A pesar del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, firmado en 1968 por 188 países, el peligro de conflicto nuclear no está aún desterrado: los cinco países firmantes del tratado que hicieron pruebas nucleares antes de 1967 son los únicos autorizados a tener este tipo de armas (EE.UU., Rusia, Francia, China y Reino Unido), siendo además éstos los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. Otras naciones poseedoras de armas nucleares nunca lo han firmado (India, Pakistán e Israel), mientras que Corea del Norte se salió del tratado en 2003. Irán y Arabia Saudí son sospechosos de tener un programa nuclear en marcha, aunque nunca lo han admitido. En 2010 se estiman en más de 22.000 las ojivas nucleares desplegadas en el mundo, de las que el 53 % corresponde a Rusia y el 42,5 % a EE.UU., suficientes para destruir el planeta varias veces.

En cuanto a los países exportadores de armas, EE.UU. es el que lidera este ránking (con el 30% del mercado), seguido de Rusia (23%), Alemania (11%), Francia (7%) y Reino Unido (4%). El volumen de ventas a nivel mundial ha aumentado un 24 % entre 2006 y 2010, según el informe de 2010 del SIPRI (siglas en inglés del Instituto Internacional de Estocolmo de Investigación para la Paz) (ver enlace). Este informe desvela también que EE.UU. destinó más de 660 mil millones de dólares en armamento en 2010, seguido de China, del que se estima un gasto militar de 100 mil millones de dólares.

España tiene el dudoso honor de ocupar el octavo lugar con una cuota del 3% del mercado mundial, un peso similar al que tiene una potencia como China y superior al de países como Italia, Suecia o Israel (ver enlace), facturando más de 3.500 millones de dólares en el periodo 2006-2010. Las armas exportadas por España son principalmente buques de guerra, submarinos (fabricados por Navantia) y aeronaves (fabricadas por Airbus Military). En el primer semestre de 2010 aumentaron las ventas de material militar español en un 77% con respecto al mismo semestre del año anterior (ver enlace). Los principales clientes de España son Noruega, Chile e Indonesia, aunque muchos son los países que compran a España (sobre todo latinoamericanos y africanos). Algunas de las bombas de racimo utilizadas por las tropas de Gadafi que cayeron sobre Misrata en el conflicto libio son de fabricación española.

Según un informe redactado por SETEM (Servicio Tercer Mundo), 14 bancos españoles (incluidos BBVA, Santander, Bankia y La Caixa) financian la fabricación de armamento en el mundo (ver enlace). Se trata de uno más de los negocios especulativos en los que están involucradas estas entidades financieras, a las que no importa qué destino tienen los fondos aportados por sus clientes, actuando de forma totalmente inmoral y sin atender a las consecuencias de tal financiación. Una banca ética es la solución para que esto no ocurra.

Es preciso disminuir drásticamente el volumen armamentístico en el mundo, que se cumplan los compromisos adquiridos, como el tratado START de reducción en un 30% de las armas nucleares en EE.UU. y Rusia (que, recordemos, acumulan el 95% de las cabezas nucleares) firmado en abril de 2010. Es necesario que los países fabricantes y exportadores de armas comiencen a entender que no puede equilibrarse las balanzas de pagos a costa de llevar el sufrimiento a multitud de zonas en conflicto en el mundo (ver enlace), y que se aplique la Ley de Comercio de Armas, que establece que no podrán venderse armas a países en los que hay indicios de conflicto (ver enlace).

La seguridad internacional y la consecución de un planeta más justo y en paz merece el esfuerzo por parte de todos.

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