miércoles, 19 de octubre de 2011

LA RESPONSABILIDAD DE LOS PAÍSES EMERGENTES

Los países llamados emergentes (Brasil, Rusia, China, México, India, Indonesia, Sudáfrica...) están teniendo un gran protagonismo en esta época en que una crisis sistémica está golpeando con fuerza a las economías tradicionalmente potentes. Hasta tal punto han llegado a crecer que China es la 2ª potencia mundial, sólo por debajo de EE.UU.; India ocupa el 4º puesto, Rusia el 6º y Brasil el 8º lugar. Estos son los conocidos como BRIC, acrónimo formado por la primera letra de estos cuatro países.
Si bien es cierto que estos países están experimentando un crecimiento económico sin precedentes, suponiendo el 40 por ciento del PIB mundial y el 37 por ciento de la inversión directa extranjera (1), con un aumento del nivel de vida de sus habitantes, la velocidad a la que están realizando estos cambios trae consigo una serie de efectos negativos tanto para el medio ambiente como para sus poblaciones. La riqueza creada es aprovechada solamente por una minoría cercana al poder, mientras la inmensa mayoría de la población continúa con sus bajos niveles de vida. En Rusia, China y Brasil ha aumentado el número de multimillonarios al doble en un solo año (2), al tiempo que la tasa de pobreza está todavía a unos niveles demasiado altos (3) y el trabajo infantil, a pesar de los esfuerzos realizados por los gobiernos, sigue siendo una rémora en sus condiciones sociales (4).
Algunos de estos países se han lanzado a la especulación alimentaria y financiera, con consecuencias aún inciertas para el futuro del planeta y las relaciones internacionales. Algunos dirán que estos países tienen el derecho a desarrollarse después de siglos de atraso económico y social, pero este desarrollo no puede ser a costa de repetir los mismos errores que se han cometido en el pasado. La lista es apabullante:
- Los países emergentes (además de EE.UU.) lideran el ránking mundial de impactos ambientales (pérdida de bosque natural, conversión del hábitat, sobrepesca, el uso de fertilizantes, la contaminación del agua, las emisiones de carbono de uso de la tierra y la amenaza de especies) (5).
- Con el superávit de sus balances comerciales, toda una serie de empresas de China, Corea del Sur, Arabia Saudí -además de países de la UE como Reino Unido o Alemania- se dedica a comprar tierras, millones de hectáreas en África. La sustitución de cultivos tradicionales destinados a la alimentación de las poblaciones locales por otros como la soja o el maíz (a menudo transgénicos) cuyo objeto es la ganadería y sobre todo los agrocombustibles (6) traen como consecuencia la deforestación, la desertificación y la pérdida de la propiedad de la tierra, además de las consecuencias sobre la soberanía alimentaria.
- Brasil lleva ya arrasada el 18 % de la selva amazónica, sobre todo para pastizales, desplazando a las poblaciones autóctonas (7).  También el cultivo de la soja destinado a la ganadería europea y estadounidense para las grandes cadenas de comida rápida están contribuyendo a la destrucción de la selva amazónica.
- China es uno de los países más contaminantes del mundo, por metales pesados (8), por la emisión de dióxido de carbono (China emite más CO2 que EE.UU y Canadá juntos), por su producción de energía basada en el carbón en un 70 %, la fuente más contaminante, hasta tal punto que ha debido importar este mineral por su ritmo de crecimiento (9). Además, está decidida a ampliar su capacidad nuclear para uso civil, con los riesgos que ello supone. 
- Rusia tiene las mayores reservas de gas natural del mundo (el 85 %) y es el segundo productor de carbón. Estas fuentes de energías fósiles contribuyen al calentamiento global. Rusia tampoco está dispuesta a abandonar la energía nuclear, queriendo aumentar el peso específico de este tipo de energía del 16 % a 25 % para 2030 (10)
- Por la pujanza de estas economías, algunos países estudian comprar deuda de países europeos, aunque se limitarán a los países más sólidos, como Alemania o Reino Unido (11).  China ya ha comprado deuda de países en crisis como Portugal, España, Grecia o Hungría, eso sí, con la exigencia de que la UE le reconozca como "economía de mercado" y retire el embargo de armas a la que está sometida (12). Se convertiría así en el árbitro de la economía mundial.
- Los países emergentes aumentan su PIB, entre otras cosas, con la fabricación y exportación de minas antipersona. Junto a EE.UU., China, Rusia, Israel, Sudáfrica, Corea del Sur, India y otros países lideran este comercio asesino (13). 
- Además de todo esto, el déficit democrático es evidente en países como China, donde se permite el capitalismo económico, pero se reprime duramente cualquier disidencia política, y donde una dictadura comunista pone los derechos humanos y la libertad de expresión a la cola de sus prioridades (14). La Rusia del tándem Putin-Medvedev, que domina el panorama político desde 2000 y que podría hacerlo hasta más allá de 2018, no deja mucho espacio a la oposición (15), siendo calificada como "estado mafioso" por Wikileaks (16).
En definitiva, el ascenso de los llamados países emergentes en el panorama internacional puede llevar al planeta por unos derroteros inciertos, desde el punto de vista ambiental, económico y político, si no toman sus decisiones y ejercen sus acciones con responsabilidad. Y a esa responsabilidad hay que apelar. 

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