miércoles, 28 de diciembre de 2011

DESCARGAS ¿ILEGALES?

Hay expresiones que, a fuerza de repetirlas, se nos quedan grabadas en el cerebro, y cuando decimos una de las palabras que se incluyen en ellas, automáticamente nos viene a la mente la palabra que la acompaña. Así ocurre, por ejemplo, con "pertinaz sequía" o "marco incomparable". Pues bien, desde los medios de comunicación se nos repite una y otra vez la expresión "descargas ilegales", como si así fuera a convertirse en una verdad absoluta. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, pues muchas son las sentencias absolutorias que proclaman que, si no hay ánimo de lucro, es legal descargar contenidos de Internet. 

El nuevo ministro de Educación, Cultura y Deportes, Jose Ignacio Wert, ha hecho una declaración de intenciones al continuar la cruzada, iniciada por su antecesora en el cargo, González Sinde, de acabar con las descargas de contenidos culturales en Internet, alegando el "expolio de la cultura" que suponen estas prácticas. Pero si uno analiza de cerca los datos de las cifras que mueven los creadores, sobre todo de música, a través de la denostada SGAE, se puede ver que sólo una minoría de socios de esta sociedad de gestión de derechos de autor es beneficiaria de dichos derechos, al menos en la cuantía suficiente como para vivir de ellos. Y no porque la llamada piratería retraiga ingresos al descender el volumen de CDs vendidos, sino porque la inmensa mayoría de socios/as de la SGAE ni siquiera tiene su música expuesta en las tiendas, teniéndolos, en el mejor de los casos, disponibles en Internet o en sus actuaciones. Veamos algunos datos:

- En 2007, el 75% de los fondos de la SGAE se repartieron entre solamente el 1,73% de sus socios (ver enlace).
- Sólo el 4% de los autores gana más del Salario Mínimo Interprofesional, estipulado actualmente en 641,40 euros/mes (ver enlace). 
- En el sistema (que se está quedando obsoleto) de venta de CDs, solamente se destina el 4% del total del precio de cada ejemplar vendido a derechos de autor, siendo la mayor parte del importe que se paga para la tienda (40,2%) y la discográfica (24,4%) (ver enlace).

Con estos datos, uno se pregunta si en realidad lo que se quiere proteger es la cultura o realmente sólo la industria musical tal y como se entendía en el siglo XX, con un sistema unívoco basado en unas compañías discográficas que deciden qué artistas graban y son promocionados, en connivencia con los grandes medios de comunicación que anuncian a bombo y platillo las novedades de unos pocos artistas (músicos, cineastas o escritores), mientras que marginan a la inmensa mayoría de los creadores, y con una red de tiendas de discos que venden físicamente los soportes a unos precios cada vez más elevados.A todo esto se suma la actitud delictiva de la principal sociedad de gestión de derechos (la SGAE), acusada de apropiación indebida y desvío de fondos (ver enlace).

La realidad del siglo XXI va por otro lado, y las autoridades gubernamentales no son capaces de adaptarse a los nuevos tiempos, en los que muchos creadores se acogen a la modalidad del copyleft, frente al tradicional copyright, que permite compartir contenidos culturales, siendo un medio de promoción para actuar en directo o dar a conocer sus obras literarias o plásticas. Esta tendencia se conoce como la cultura del procomún, término puesto al día por la economista y primera mujer en recibir el premio Nobel en 2009 Elinor Ostrom (ver enlace). Muchos artistas reconocidos internacionalmente están en contra de que se penalicen las descargas (ver enlace), como Robbie Williams, Annie Lennox o miembros de los grupos Blur o Radiohead (éstos últimos, además, han permitido que sus fans se descarguen por un precio mucho más reducido de lo habitual su último trabajo). Muchos músicos creen que la difusión gratuita de su obra a través de internet es la manera de darse a conocer y de poder vivir de las actuaciones, verdadera fuente de financiación, como el colectivo Musicleft

No se pueden poner puertas al campo, y la opción de que haya una relación directa entre creadores y consumidores de cultura, eliminando intermediarios, que son los que realmente se benefician al margen de los artistas, utilizando la herramienta de Internet, es el futuro. Un sistema mucho más democrático, en el que cualquiera puede difundir su obra (y no digo gratuitamente sino a precios mucho más reducidos) sin que la red imperante de editoriales, compañías discográficas o galerías de arte tradicionales decidan quién merece su promoción y quién no. Cuanto antes se den cuenta los gestores de la cultura, mejor para todos.


miércoles, 14 de diciembre de 2011

FRENTE A LA SOBREEXPLOTACIÓN DE LOS CALADEROS, PESCA SOSTENIBLE

Hoy, el Parlamento Europeo ha decidido no renovar por otro año el acuerdo de pesca entre la Unión Europea y Marruecos (ver enlace). Las razones aducidas son de índole económico, por un lado, porque este acuerdo suponía que la UE debía abonar a Marruecos 36 millones de euros anuales para que ésta permitiera que las flotas comunitarias (principalmente españolas) faenaran en aguas saharauis, y ambientales, por otro lado, porque los caladeros situados frente a las costas del Sáhara Occidental están siendo sobreexplotados. 

Según la FAO, el 77% de las poblaciones de peces están completamente explotadas o sobreexplotadas mientras la demanda de pescado sigue aumentando y la pesca ilegal y no regulada continúa incrementándose. Algunas de las especies comerciales más importantes como el bacalao o el atún rojo están a punto de la extinción comercial en muchas áreas. La mala gestión de los recursos pesqueros ha puesto en peligro la biodiversidad de los océanos y amenaza el mantenimiento de una fuente de alimentos imprescindible, sobre todo para algunas zonas del planeta.

Se estima que el 66% del total de capturas en el Mar del Norte y el 50% de los desembarques de atún y pez espada en el Mediterráneo son pescados ilegalmente. La pesca ilegal es una lacra en todo el mundo, entre cuyas consecuencias más negativas destacan: la competencia desleal, la distorsión del mercado en favor de los operadores sin escrúpulos, el agotamiento de las poblaciones mundiales de peces y la disminución de los puestos de trabajo. Un fenómeno mundial que produce un volumen de negocios anual de más de 10.000 millones de euros y que alcanza niveles muy importantes en aguas europeas.

Según los últimos datos que se tienen sobre la flota pesquera española, que hacen referencia al 2008, aunque fueron publicados en 2010 por el Observatorio de la Sostenibilidad (ver enlace), España aumentó el volumen de capturas en un 14,17% entre el 2005 y el 2008, aunque esa tendencia es negativa si se comparan periodos de tiempo más largo, pues las capturas descendieron en un 22% entre 1997 y 2008. Estos datos ponen en evidencia que los caladeros están siendo sobreexplotados.

En el informe "Investigación en el océano" de Greenpeace (ver enlace), desde 2007 España ha recibido el 26,29% del total de subvenciones a las actividades pesqueras de la UE-27, con un total de más de 1.130 millones de euros. Entre 2000 y 2006 esas subvenciones coparon el 50% del total de las ayudas europeas. Este informe evidencia también que el gobierno ha permitido que grandes barcos atuneros faenaran de forma ilegal en el océano Pacífico, siendo apresados y multados con sumas millonarias por las autoridades estadounidenses. Algunos de esos barcos ha recibido subvenciones de la UE. 

La flota española de altura, siempre en busca de más y más zonas de pesca, no duda en esquilmar las aguas del Océano Índico, con una flota de 33 buques atuneros congeladores de entre 80 y 100 metros de eslora, con una capacidad de almacenaje de 600 a 1.400 toneladas de atún, que se conservan a bordo en las bodegas a -9 centígrados (ver enlace). Esa flota llega a pescar 200.000 toneladas de atún tropical. La mitad de ella faena con bandera de conveniencia, con lo que consiguen ventajas fiscales y un menor control sanitario y de seguridad (ver enlace).

Es fundamental que se ponga coto a esta auténtica rapiña del mar, que esquilma las riquezas piscícolas de las zonas situadas fuera de las aguas de la UE, impidiendo que los países ribereños aprovechen sus propios recursos. En el caso del Sáhara Occidental, el acuerdo entre la UE y Marruecos vulneraba los acuerdos internacionales en virtud de los cuales el reino alauita no está reconocido por la ONU como la potencia administradora del territorio saharahui (ver enlace). La decisión tomada hoy en el Parlamento Europeo revierte la situación.

Por otro lado, es necesario potenciar las artes de pesca artesanales frente a las industriales, pues éstas últimas producen muchos más descartes de presas, consumen mucha más energía, causan más sobrepesca, dan trabajo a muchas menos personas y reciben muchas más subvenciones. Además,  debido a la explotación de caladeros alejados, se podría hablar de una “deuda pesquera” de los países enriquecidos (como España) frente a los países empobrecidos (ver enlace), que el primer mundo debe resarcir. 

Por tanto, se debe conseguir, en Europa en general y España en particular, un sector pesquero que actúe de forma ética y sostenible en relación a terceros países y al medio marino.
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domingo, 11 de diciembre de 2011

¿QUIÉN ES EL RESPONSABLE DEL CAMBIO CLIMÁTICO?

Basándose en los datos de la Energy Information Administration (EIA), el organismo independiente de la energía en EE.UU., referentes a las emisiones de gases de efecto invernadero, el periódico británico The Guardian ha publicado una herramienta interactiva en la que pueden consultarse por países, por habitante, así como el consumo de bienes y servicios, entre otros, (ver enlace), el total de esas emisiones.

Emisiones de CO2 por países
Según este mapa interactivo, se puede ver que el país más emisor de gases de efecto invernadero es China, con 7 mil millones de toneladas de CO2 al año, seguido de EE.UU. (5.400 millones), India (1.600 millones) y Rusia (1.500 millones). España ocupa el 20º lugar, con unas emisiones de 280 millones de toneladas de CO2/año. Si se calcula la magnitud de las emisiones por habitante, los países pequeños con una fuerte industria basada en la quema de combustibles fósiles, como Bahrein o Catar, se llevan la palma. Un habitante de éste último país (que será la sede de la próxima cumbre sobre el clima) sería el que más contamine, con 54,2 toneladas de CO2, tres veces más que un estadounidense (17,5 Ton), 10 veces más que un chino (5,2 Ton) y 36 veces más que un indio (1,4 ton). Un habitante de España emite 6,17 toneladas de CO2 al año.

Emisiones de CO2 por habitante
Otro dato interesante es comprobar el histórico de emisiones que acumulan los diferentes países del mundo entre 1850 y 2007. Como era de esperar, EE.UU. y la UE están a la cabeza, con más de la mitad de las emisiones acumuladas, seguidos de China y Rusia, responsables del 8 % cada uno de esas emisiones. Si se hace ese cálculo por habitante, el Reino Unido se destaca, debido a su revolución industrial en el siglo XIX. Sin embargo, como los datos llegan sólo hasta 2007, y a partir de esa fecha China comenzó un despegue económico sin precedentes, puede que estos datos estén algo falseados.

Histórico de emisiones de CO2
En cuanto a las emisiones de CO2 desde 1990, es decir, desde la fecha tomada como referencia para el Protocolo de Kioto, puede verse que la UE en su conjunto ha disminuido sus emisiones de CO2, al igual que la antigua URSS y Europa del este, merced a sus turbulencias económicas en los últimos años, mientras que los EE.UU. y, sobre todo, los países emergentes, han aumentado sus emisiones. España ha aumentado en un 37,7 % las emisiones de CO2 desde 1990.

Variación de emisiones de CO2 desde 1990
 Fuente: http://ecologie.blog.lemonde.fr/2011/12/09/qui-est-vraiment-responsable-du-changement-climatique/

miércoles, 7 de diciembre de 2011

UNA NUEVA OPORTUNIDAD PERDIDA

La XVIIª Cumbre del Cambio Climático (COP17) que se está celebrando en Durban entre el 28 de noviembre y el 9 de diciembre va por el camino de ser el enésimo fracaso en el intento de que los más de 190 países que firmaron el Protocolo de Kioto se pongan de acuerdo para poner freno a las emisiones de gases de efecto invernadero. Ese Protocolo, firmado en 1997 (ratificado por esos países salvo por EE.UU., China y Australia) que entró en vigor en 2005, cuando Rusia entró en él, y que expira en 2012, comprometía a los países firmantes a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 5,2 % de media con respecto a los niveles de 1990. Sin embargo, ese compromiso no se ha cumplido en absoluto. Como ejemplo, España se comprometió en 1997 a aumentar en sólo un 15 % las emisiones (pues aún podía aumentarlas), pero este límite se ha sobrepasado con creces, como puede verse en este gráfico:


Fuente: Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (2010)


El descenso de los últimos años es debido más a la crisis económica que a una voluntad de disminuir tales emisiones.


Si en la cumbre de Cancún 2010 se llegó al acuerdo de que la temperatura media del planeta no debería sobrepasar los 2º C con respecto a la era pre-industrial, un estudio realizado por dos empresas especializadas (Ecofys y Climate Analytics) y presentado en la cumbre de Durban, asegura que esa temperatura será del orden de 3,5º C por encima de esa cifra en 2020 (ver enlace). Además, cuanto más tarde se aborden las medidas para frenar el cambio climático, más caro será afrontar sus consecuencias. 


Pero tanto EE.UU. como los países emergentes (Brasil, China e India) se niegan a poner límite a sus emisiones, los primeros porque vinculan su ratificación a la aceptación de los segundos, y éstos porque ven esta limitación como una traba a su crecimiento económico. Por otro lado, Rusia, Canadá y Japón no quieren renovar el Protocolo de Kioto hasta que lo hagan los demás. Como se suele decir, "uno por otro, la casa sin barrer".


Y sin embargo, el tiempo pasa, y los efectos del cambio climático se ven día a día (ver enlace): aumento de la frecuencia de ciclones, inundaciones, incendios, sequías; aumento de la temperatura media de la Tierra; aumento del nivel del mar; riesgo de extinción de especies animales y vegetales; aumento de enfermedades infecciosas relacionadas con las altas temperaturas; pérdidas económicas...


El año que viene se celebrará la COP18 en Catar. ¿Ocurrirá lo mismo que este año? Si de aquí al día 9 de diciembre los países no llegan a un acuerdo, cosa muy probable, se habrá perdido una nueva oportunidad de que el fenómeno más importante del siglo sea puesto bajo control, para la seguridad de las generaciones futuras.





jueves, 1 de diciembre de 2011

EQUO, LA ALTERNATIVA VERDE

Recién pasadas las elecciones generales, en las que EQUO ha obtenido unos resultados bastante mejorables, creo que es el momento de reflexionar hacia dónde debe ir esta formación, según mi punto de vista. Como ya se está leyendo en algunos foros, en opiniones con las que coincido por completo, el distanciamiento de las posturas verdes en el discurso de EQUO en estos comicios ha confundido a esa parte del electorado que apuesta por la ideología verde y la ecología política, y ha sido aprovechado por otras formaciones que, utilizando (de forma legal, pero no legítima, al menos en la región de Murcia) el nombre y el logo que tradicionalmente se asocia con los partidos verdes, ha "pescado" votos en este "río revuelto". 

Sin embargo, el discurso en el que se ha hecho hincapié, el de la horizontalidad de EQUO, el de la democracia radical que nos anima, así como en la defensa de lo público, siendo dos razones de peso para apoyar a EQUO, no nos diferenciaba demasiado de otras propuestas, por muy teóricas que sean, como lo han sido las ofrecidas por otros partidos  (ya se sabe que en campaña los partidos tradicionales muestran su mejor cara, aunque luego sus promesas queden en papel mojado).

Creo que el error de esta campaña ha sido el no aprovechar las fortalezas que nos ha brindado el hecho de que en EQUO se hubieran aglutinado 35 partidos verdes, algunos con más de 25 años de existencia. Aunque la ecología política ha impregnado transversalmente la totalidad del programa electoral, no se ha transmitido esa idea al electorado de forma clara y contundente, sino que "lo verde" se ha dejado en un segundo plano, tal vez por miedo a que con la crisis económica no se entendiera el mensaje, temiendo que lo ambiental fuera percibido como accesorio o que se diera la sensación de que lo social no nos preocupaba. Pero precisamente la problemática ambiental es el meollo de la cuestión, porque todas las políticas (económicas y sociales) aplicadas por los sucesivos gobiernos centrales y el autonómico tienen al medio ambiente como rehén, como moneda de cambio al que se puede dejar de lado a conveniencia. Si nuestra relación con el medio ambiente es la causa de los problemas, del cambio de esa relación pueden venir las soluciones.

De izq. a der. Reyes Montiel, Daniel Cohn-Bendit (PVE), Monica Frassoni (PVE) y Juan López de Uralde
No olvidemos que los problemas que nos acucian tienen un origen ambiental, en última instancia: depredación del territorio por el excesivo urbanismo, el famoso "ladrillazo", que disparó la concesión de hipotecas basura, que concentró el empleo precario y poco cualificado en la construcción; el excesivo consumismo, alentado por la concesión de préstamos baratos, es un problema ambiental, pues el agotamiento de los recursos naturales (petróleo, suelo) y las emisiones de CO2 a él asociado deben ser anotados en el debe de nuestra sociedad. La crisis social es consecuencia de la adopción de medidas ambientalmente nefastas por parte de las administraciones, además de la avaricia de unos pocos.

A nivel internacional, la preeminencia de los países emergentes se hace a costa de los recursos naturales (contaminación, emisiones) y de las malas condiciones laborales de sus trabajadores, condiciones que la cúpula empresarial de este país está empeñada en aplicar aquí para competir con terceros países (despido libre, bajada de salarios); los movimientos especulativos del presente, una vez agotado el filón de la construcción, se concentran en la compra de tierras africanas y americanas para cultivos de alimentos de uso exclusivo y agrocombustibles y en prospecciones petrolíferas en países en desarrollo para esquilmar sus recursos.

Es curioso cómo recién pasadas las elecciones empezamos a ver en los medios de comunicación multitud de noticias relacionadas con el cambio climático, el calentamiento global, la contaminación de las ciudades debida al tráfico rodado, cuando estos temas han sido aparcados durante la campaña electoral. A pesar de las múltiples advertencias de la comunidad científica sobre las consecuencias de las actividades que aceleran el cambio climático, y que vemos diariamente en los telediarios (inundaciones, sequías) este aspecto no está en las agendas de nuestros representantes políticos, salvo cuando se manda a la cumbre de Durban a una delegación de técnicos para salvar los muebles.

Por tanto, EQUO, único representante a nivel estatal del Partido Verde Europeo (PVE), debería reconducir el discurso hacia un perfil más "verde", en mi opinión, condición que no ha sabido (o no ha querido) potenciar. España no tiene por qué ser diferente a otros países de nuestro entorno (Francia, Alemania, Bélgica, Italia), donde los partidos verdes tienen una presencia importante en los parlamentos y ayuntamientos, en una época en la que nos jugamos el futuro si no se cambia el modelo productivo hacia uno más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.