viernes, 2 de marzo de 2012

EMPLEO ¿A CUALQUIER PRECIO?

Esta época de crisis económica, ecológica y social que Europa en general y España en particular está sufriendo, en la que millones de personas buscan desesperadamente un empleo, y en la que la pobreza alcanza a más del 21 % de la población de nuestro país, es el terreno abonado para que ciertas iniciativas empresariales y determinadas propuestas de nuestros representantes políticos encuentren poca resistencia entre la ciudadanía. Con el argumento de la creación de puestos de trabajo, por muy degradadas que sean las condiciones laborales o por muy peligrosas o dañinas que sean las actividades económicas a desarrollar, alentados por alcaldes y presidentes autonómicos sin visión de futuro, y promovidos por empresarios sin escrúpulos, toda una serie de proyectos han visto la luz, algunos en avanzado estado de implantación.

Un ejemplo lo encontramos con el Almacén Temporal Centralizado (ATC) de residuos nucleares, cuya instalación está decidida en el pueblo conquense de Villar de Cañas, un núcleo de apenas 500 habitantes. Como en "Bienvenido Mr. Marshall", esta pequeña localidad espera recibir 2,4 millones de euros anuales durante 60 años por parte de Enresa, la empresa pública encargada de la construcción del ATC (ver enlace). Esta lluvia de millones caerá, sí, pero a costa de poner en peligro no solamente a los habitantes de Villar de Cañas sino a toda la comarca, en el caso de un accidente radiactivo. EQUO, junto a otros colectivos, se manifestó en contra de esta instalación, un auténtico basurero radiactivo (ver enlace).

El proyecto más disparatado que se pretende instalar en España es la ciudad del juego por parte del magnate de los casinos Sheldon Adelson, la decimosexta fortuna del mundo. Este macroproyecto, cuya ubicación se la disputan tanto Alcorcón como Barcelona, tiene una serie de condicionantes exigidos por el promotor americano, algunas de clara ilegalidad: modificación del Estatuto de los Trabajadores, reducción de las cuotas a la Seguridad Social, expropiación de suelo en manos privadas, cambio de emplazamiento de viviendas protegidas de la zona, cambios en la Ley de Extranjería, permiso de entrada a los menores de edad en sus casinos, la anulación de la Ley anti tabaco y de la Ley de Prevención del Blanqueo de Capitales en el interior del complejoetc. Lo más grave de esto es que los responsables políticos, como la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, y presidente de Cataluña, Artur Mas, ven con buenos ojos estas exigencias del magnate, con la excusa de que "se crearían más de 200.000 puestos de trabajo", demostrándose una vez más que la ley no es igual para todos. EQUO, a través de nota de prensa, considera "escandaloso" este proyecto, al sobrepasar el límite de lo legal, vulnerando derechos, gozando de privilegios fiscales y saltándose la normativa de protección del territorio (ver enlace).

A nivel regional se utilizan los mismos argumentos, los de la creación de empleo, para fomentar proyectos insostenibles, aunque ello suponga la degradación de un espacio natural, como en los casos del macropuerto de El Gorguel y el macrocomplejo turístico de Marina de Cope. Pero hay argumentos suficientes para demostrar que tanto uno (Plataforma "Salvemos El Gorguel") como otro ("Salvar Marina de Cope") son insostenibles ambientalmente y que el manido argumento del empleo no puede ser suficiente. El otro proyecto estrella del gobierno regional, el Parque Paramount, un modelo de negocio que ha demostrado ser deficitario en otras regiones donde se han implantado (Terra Mítica, Parque Warner...) también tiene el beneplácito de las poblaciones locales, que esperan de él que sea la panacea. 


La promesa de puestos de trabajo, más optimista de lo que seguramente se crearían en realidad, sobre todo en lo que se refiere a puestos indirectos, no puede ser el único criterio para el desarrollo de una región, de un país, sin tener en mente qué territorio queremos, qué futuro deseamos para las generaciones venideras. Una visión cortoplacista, como la que tienen nuestros gobernantes, supone hipotecarse en las próximas décadas siguiendo un modelo económico que ha demostrado ser nefasto para la economía y el medio ambiente. No permitamos que nuestros hijos y nietos nos lo echen en cara más adelante.

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