martes, 28 de mayo de 2013

ALGO SE MUEVE POR LA IZQUIERDA

Estamos asistiendo en las últimas semanas a la proliferación de iniciativas de convergencia, de frentes amplios y de búsqueda de unidades para conseguir formar diversos bloques unitarios que aglutinen a partidos, movimientos y plataformas como el 15-M, DRY, PAH, así como a personas independientes, con el objetivo de alcanzar una mayoría suficiente para romper con el bipartidismo que impera en España desde 1982 y que es en gran medida responsable, por acción u omisión, de la situación actual de crisis económica y social por la que atravesamos. 

Encontramos iniciativas a nivel nacional, como Asamblea desde Abajo, proyecto que pretende congregar a todo el espectro social y político contrario a las actuales directrices económicas españolas y europeas, para acabar consiguiendo el poder en las próximas elecciones generales. Miembros de diversos partidos y colectivos sociales como Juventud Sin Futuro, DRY, el Frente Cívico de Julio Anguita, la plataforma Construyendo la Izquierda –que pretende generar un espacio socialdemócrata a la izquierda del PSOE-, a título individual, pero impulsados principalmente por miembros de IU, llevan varios meses realizando reuniones para crear este famoso frente unido, tomando como modelo el Movimiento 5 Stelle de Beppe Grillo, que tanto éxito obtuvo en las elecciones italianas (aunque luego se negó a participar en un gobierno "de los partidos", abriendo de nuevo la puerta a los de siempre, con un gobierno que incluye a miembros del Partido Demócrata, del Pueblo de la Libertad de Berlusconi y del centrista Elección Cívica de Mario Monti). También desde los partidos de la izquierda tradicional se plantean frentes de este tipo, como lo que propone la coalición Izquierda Unida, de cara a las elecciones europeas o Izquierda Abierta, partido integrado en la matriz de IU, y que incluiría en su propuesta a personalidades como Baltasar Garzón, Federico Mayor Zaragoza o Ada Colau.

Desde las diferentes comunidades autónomas también se mueven las cosas en este sentido, siguiendo la estela de la llamada Siryza gallega (Alternativa Galega de Esquerda), como Convocatoria por el Cambio, en la Región de Murcia, promovido por personas individuales pero muy activas en la vida política regional, desde los colectivos sociales, y cuyo propósito es desalojar al PP de esta comunidad, mediante la activación de la sociedad. En Andalucía también hay movimientos en este sentido, como Primavera Andaluza, partido de reciente creación en el que confluyen históricos militantes de partidos políticos, movimientos sociales y activistas, enmarcados en el andalucismo, la ecología política y la izquierda social, como Mario Ortega o Pilar González, sus portavoces. A su vez, este partido ha iniciado la unión con Izquierda Abierta (IA) y ATTAC, personificados respectivamente por Luis García Montero y Carlos Martínez. También en Andalucía encontramos otra iniciativa como es la Asamblea Ciudadana en Sevilla, con personalidades como el economista de ATTAC Juan Torres, el abogado Jose Ignacio Aguilar (miembro de la Intercomisión Vivienda 15M) o el portavoz de EQUO Andalucía, Esteban de Manuel. El último capítulo es el órdago del PSC, que propone una coalición con ICV y EUiA en Cataluña para las próximas elecciones europeas, emulando el Pacto de Entesa, aquel tripartito que gobernó Cataluña entre 2003 y 2010. 


Todos estos movimientos tienen su declaración de intenciones a través de manifiestos, que coinciden en un 99% en el diagnóstico de la situación, denunciando el neoliberalismo imperante, la situación desesperada de millones de personas, la financiación de la banca con dinero público o la corrupción generalizada. También proponen estos manifiestos el inicio de un proceso constituyente que devuelva a la sociedad la plena capacidad de decisión y la ruptura con la situación actual, heredada de una Transición lastrada por el continuismo con la época franquista.

Estas confluencias serían el deseo de much@s ciudadan@s, para contrarrestar el poder monolítico del Partido Popular y del PSOE, dos formaciones que cuentan con un aparato institucional y unos medios a años luz de los demás partidos. Además, la ley electoral actual, hecha durante la transición, les otorga una ventaja en cuanto al uso de los medios de comunicación y al reparto de escaños que dificulta el acceso a las instituciones a los partidos pequeños. Sin  embargo, hay varios aspectos que, en mi opinión, merecen una reflexión:

- Si se constituyen toda esa cantidad de frentes comunes, nos encontraríamos en la misma situación que la que se quiere evitar, la fragmentación de la izquierda. L@s votantes se encontrarían en la tesitura de tener que elegir entre tres o cuatro coaliciones surgidas de la confluencia de diversos colectivos y partidos, prácticamente iguales en sus planteamientos.

- Una de las reivindicaciones que se hacen es la de potenciar la participación y la toma de decisiones desde abajo. Pero hasta ahora lo que hay es el anuncio de conversaciones entre colectivos por parte de las cúpulas de partidos (caso de IU o IA), que mantienen en su seno una estructura jerarquizada y piramidal, muy alejada de lo que dicen defender. En otros casos, son personas individuales provenientes de partidos y movimientos sociales las que están manteniendo esas reuniones, pero sin haber estructurado aún los mecanismos de participación. En EQUO llevamos cierta ventaja en este tema, pues llevamos ya dos años trabajando para implementar un sistema de participación horizontal, con elección de candidat@s por primarias abiertas y toma de decisiones de forma asamblearia y en red.

- La formación de estos frentes sólo se podría conseguir si se aprueba un programa de mínimos en los que tod@s estuvieran de acuerdo, para superar las diferencias entre los colectivos. Pero con esto se corre el riesgo de que sean unos mínimos tan cortos que no se ofrecieran alternativas reales más allá de generalidades y planteamientos teóricos que no fueran atractivos para esa mayoría de votantes que se necesitaría para conseguir opciones de gobierno.

- Mirando a los países de nuestro entorno, como Francia o Alemania, vemos que el panorama político está claro: un partido social-demócrata (PSF de Hollande o SPD de Gabriel), un partido conservador (UMP de Copé o CDU de Merkel), un partido verde (EELV de Duflot o Die Grünen de Özdemir) y una coalición de izquierdas (FdG de Mélenchon o Die Linke de Gysi), además de otros partidos minoritarios. ¿No estaría más clara esta correlación de fuerzas, con opciones bien diferenciadas, en nuestro país, que refleje de una manera más fidedigna la diversidad, la variedad de nuestra sociedad, tal y como ya comenté hace más de un año? Esto sería posible, claro está, con un cambio en la ley electoral que permitiera la entrada a partidos pequeños y, posteriormente, trabajar para realizar alianzas post-electorales en función de las coincidencias programáticas.

Con estas reflexiones no digo que una confluencia ciudadana no sea positiva ni deseable, sino que hay que pensar muy bien, dialogar de forma continua, hacer un ejercicio de generosidad, tener en cuenta todas las circunstancias posibles y, llegado el caso, vigilar que se cumplen todas las premisas para que una convergencia de este tipo sea posible, sin caer en los planteamientos partidistas, pues ese sería el mayor mal que se le podría hacer a la causa que se persigue. ¿Será posible todo esto?

Seguiremos pendientes del curso de los acontecimientos.



3 comentarios:

  1. Creo que lo mas importante es fijar un mínimo en el que todos estemos de acuerdo: entre ellas el cambio de la ley electoral, ILPs que se tramiten por 20.000 firmas, referendos vinculantes, democracia liquida y pocos mas. De esa manera blindamos la constitución para que los partidos tradicionales no puedan tener mas el control total como hasta ahora. Luego todos los partidos pequeños o grandes pueden expresar toda la diversidad real, pero primero lo primero. La constituyente.

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  2. Pienso claramente que en todas estas alternativas (unas más que otras) se concentra demasiado la atención en las instituciones políticas: partidos y aparatos estatales, sin articular consecuentemente los discursos con la crítica y el control de las grades fortunas y empresas de nuestro territorio. Me parece curioso cuando se culpa de forma sistemática al liberalismo (el neo sobra, que es tan igualito como el de hace 200 años) de lo males de nuestra democracia. Buscar de nuevo una socialdemocracia con las problemáticas que ha causado, mucho antes de la burbuja presentista y cargada de hipercomplejización que han llamado crisis, me parece cuanto menos una pérdida de tiempo. O no, que tampoco quiero pecar de adalid de la verdad. Ahora bien, desde mi humilde punto de vista, muy basado en la vida cotidiana, más allá de medios de información y redes sociales -de los cuales prescindo completamente- es que estamos viviendo un empuje forzado a una nueva transición (ya le pondremos otro nombre bonito y progre): un nuevo "que todo cambie, para que todo siga igual". Espero sinceramente que esto sólo sea una pesadilla, de un pesimista redomado... pero no sé muy porqué mis sueños se harán realidad. Sino tiempo al tiempo.

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  3. Más allá de la socialdemocracia hay alternativas, como que la ciudadanía lleguemos a participar de forma clara y sencilla en el los asuntos públicos. Por supuesto que la fiscalización de las grandes fortunas, la desaparición de los paraísos fiscales, el cambio de la ley electoral, una nueva constitución hecha por tod@s y no solo aprobada en un referéndum con todo atado y bien atado son los pasos necesarios para que la sociedad entre de una vez por todas en el siglo XXI.

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