viernes, 20 de diciembre de 2013

UN FANTASMA RECORRE EUROPA

El fascismo está resurgiendo en Europa y en España. En nuestro país, lo hace con total impunidad. Es el resultado de una transición en la que no se rompió con el pasado de 40 años de dictadura, sino que, al contrario, se cerró en falso blindando los antiguos poderes fácticos (jueces, policías, la jerarquía eclesiástica) como si no hubiera pasado nada, con la complicidad de la mayoría de los partidos que actualmente siguen en el panorama político desde entonces (PP, PSOE, IU, PNV, CiU) y con la excusa de que si no se hacía así, volvería el ruido de sables. A ello contribuyó la Ley de Amnistía de 1977 y la actual Constitución, redactada por los llamados "padres" de la misma, en la que tuvo un papel crucial Fraga, ex-ministro franquista, para que no fuera una Carta Magna demasiado progresista, y estando tutelada en su elaboración por el ejército, ya que algunos de sus artículos fueron redactados por la cúpula del Estado Mayor del Ejército de Tierra en Madrid.

Este resurgimiento de los tiempos oscuros se está notando en las leyes que el actual gobierno está sacando en apenas dos años y a toda prisa, no sea que la legislatura acabe antes de tiempo (LOMCE, aborto, Seguridad Ciudadana), que nos retrotraen a los años '70 preconstitucionales y que animan a los grupos más reaccionarios a quitarse la máscara de "demócratas" que a duras penas mantenían por pura operación de maquillaje. Incluso el periódico The Guardian ha resaltado la deriva autoritaria de la llamada Ley Mordaza. 

Las demostraciones cada vez más frecuentes en España de exaltación fascista, realizadas de forma impune, como la organización de mercadillos con símbolos franquistas, la exhibición de la bandera del "pollo" por parte de las Nuevas Generaciones del Partido Popular en varias ocasioneslos saludos con el brazo extendido o los vivas a Franco y a Jose Antonio no habrían sido permitidos en países como Alemania, Italia o incluso Francia que, ellos sí, han sabido juzgar a los que durante muchos años han cometido crímenes de lesa humanidad. Incluso en los países de la antigua Yugoslavia se ha detenido y juzgado a los responsables de atrocidades como la matanza de Srebenica. Otros países, en este caso, de América Latina, han saldado cuentas con los antiguos dictadores, como Pinochet, Videla o el guatemalteco Ríos Montt.

Todos los intentos de hacer justicia que se han llevado a cabo en España han chocado con el rechazo de la cúpula judicial, como hemos visto con el juez Garzón, separado de la carrera judicial por su pretensión de investigar los crímenes del franquismo. Ha tenido que ser la justicia argentina la que metiera mano a los antiguos torturadores, entre ellos el ya famoso "Billy el Niño", que vivía tranquilamente como jefe de tráfico de la empresa Loomis. Sin embargo, no han podido ir más arriba, al no imputar ni a Rodolfo Martín Villa, que condecoró al citado torturador y le organizó una cena homenaje en 1977, cuando era ministro del Interior, ni al ex-ministro franquista José Utrera Molina, suegro del actual ministro de Justicia, Ruiz Gallardón, y juez que firmó la sentencia de muerte a Puig Antich, el mismo que defiende la intervención armada en Cataluña.

Este fantasma del fascismo que recorre Europa tiene ya, como saben, a sus máximos representantes en países como Grecia, con el partido Amanecer Dorado, Francia, con el Frente Nacional (FN) de la familia Le Pen, que se perfila como el principal partido en las elecciones europeas de 2014, con una previsión de votos de nada menos que el 24%, según una reciente encuesta del semanario Le Nouvel Observateur, o los Países Bajos, con la ultraderecha de Wilders que acaba de unirse con el FN para formar una alianza antieuropea y contra la inmigración. La crisis económica es el caldo de cultivo de estas ideologías ultraderechistas, que no dudan en utilizarla en su beneficio, camuflados en organizaciones caritativas (aunque vetadas a las personas inmigrantes, como se ha visto en Grecia e incluso España).

Si en las próximas elecciones europeas de mayo de 2014 la ciudadanía progresista no se moviliza en masa para votar, correremos el riesgo de asistir a la mayor involución de Europa en su historia reciente, con el peligro del resurgimiento de ideologías fascistas de épocas pasadas que tanto sufrimiento trajeron al viejo continente, y de que de forma totalmente democrática se vean representados en el Parlamento Europeo los partidos más antieuropeos, xenófobos y violentos. Evitémoslo. Vayamos a votar en 2014.


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