lunes, 29 de diciembre de 2014

POR UN CAMBIO DE PARADIGMA

A punto de acabar el año 2014, es hora de comprobar qué lugar ocupamos en el mundo en relación a los diversos indicadores de riqueza, niveles de educación, esperanza de vida o huella ecológica. Los tres años de gobierno popular, a pesar de los mensajes triunfalistas con que nos quiere regalar los oídos el presidente Rajoy, han dado como resultado el retroceso en todos los niveles.

El PIB es el índice menos adecuado para reflejar la salud real de la sociedad, pues sólo tiene en cuenta el valor monetario de la producción de bienes y servicios en un determinado periodo de tiempo. No incluye las llamadas "externalidades negativas", es decir, no tiene en cuenta la economía sumergida o el impacto social o ecológico de las  actividades económicas (abusos laborales, destrucción de espacios naturales, disminución de la biodiversidad, transporte de las materias primas). Pues este índice nos dice que, incluso obviando estos aspectos, España ha descendido cinco puestos desde el comienzo de la crisis. Actualmente ocupa el puesto 14º, por detrás de Corea del Sur, con previsiones de seguir bajando en el ranking. Quizá por eso el gobierno de Rajoy incluyó en septiembre pasado actividades tales como la prostitución o el tráfico de drogas para mejorar estas cifras hasta en un 4,5 %, con un resultado mediocre, por cierto. EE.UU. y China encabezan la lista, una vez más, de países en relación a su PIB.

El Indice de Desarrollo Humano (IDH) que, como ya comenté en una entrada de hace más de tres años, está calculado a partir de tres parámetros, vida larga y saludable, educación y nivel de vida digno, referido a nuestro país, nos dice que ocupamos el puesto 27º a nivel mundial, el peor desde 1990. En 2010 ocupábamos el puesto 20º, por lo que se ve cuál es el resultado de las políticas anti-sociales del actual gobierno. Este descenso es debido, sobre todo, a los recortes con los que desde el gobierno se ha castigado a la sociedad española, en sanidad, educación, dependencia, etc. Uno de los efectos indeseables de esta política, y una de las razones de este descenso, es la existencia de un 20 % de la población que se encuentra por debajo del umbral de la pobreza en España, y un 27,3 % que está en riesgo de alcanzar ese estado. De nuevo este ranking está encabezado por Noruega, seguido de Australia, Suiza, Holanda y EE.UU. 

Con relación al tercer indicador de bienestar, el Índice de Felicidad Planetaria (IFP), que creo que es el más adecuado, ya que para su cálculo se tienen en cuenta la esperanza de vida al nacer (EV), el bienestar experimentado de forma subjetiva (BE) y la huella ecológica (HE), mediante la fórmula IFP = EV x BE / HE, los datos más recientes con los que contamos se refieren al año 2012. Para España, este índice nos dice que estamos en el puesto 62 sobre un total de 151 países. Aunque nuestra esperanza de vida es de las más altas del mundo (con más 81 años, en el 9º puesto mundial), nuestra percepción del bienestar está a una tasa de 6,2 sobre un total de 10, lo que nos coloca en el puesto 42º, habiendo descendido este factor en 1,1 puntos desde 2008, cuando esta percepción era de 7,3. 

Nuestra huella ecológica, que, recordemos, es el área de terreno y océano necesarios para sostener su consumo de alimentos, bienes, servicios, alojamiento y energía y asimilar sus residuos, es el factor más negativo. Cada habitante de España necesitamos 4,74 hectáreas de terreno para subvenir a nuestras necesidades, casi tres veces más que la media planetaria, que es de 1,8 hectáreas per capita. Ello significa que si todos los habitantes de la Tierra vivieran como nosotros, nos harían falta tres planetas para sobrevivir. Aunque estamos lejos de EE.UU., que necesitan 7,2 has per capita, o Qatar, con unas excesivas 11,7 has., nuestra huella ecológica debe disminuir de forma ostensible para minimizar nuestro impacto en el planeta. Los tres países que encabezan el ranking según este índice son Costa Rica, Vietnam y Colombia.

Como conclusión, podemos decir que en estos tres años de gobierno del PP, el nivel de bienestar (tanto real como percibido de forma subjetiva), el nivel educativo y nuestra huella ecológica han empeorado, mientras que sólo los más ricos han mejorado su situación, aumentándose la brecha entre ricos y pobres debido al estancamiento de los salarios, según la OIT. Sólo un cambio radical en los paradigmas con los que nos regimos puede hacer revertir la situación. Esto pasa por reducir nuestra huella ecológica, con un modelo productivo que no siga esquilmando los recursos y emitiendo gases de efecto invernadero, por una redistribución de la riqueza, para disminuir esa brecha y devolver los niveles de vida dignos a tantas personas privadas de ellos por la aplicación de políticas erróneas, y la potenciación de la educación como modo de elevar el nivel educativo de la población, además de abandonar el dogma del crecimiento medido a través del PIB, que se ha comprobado que incide negativamente en los problemas sociales y ambientales que sufrimos.


miércoles, 17 de diciembre de 2014

¿SE PUEDE O NO SE PUEDE?

Vaya por delante que las opiniones que voy a verter en estas líneas sólo me representan a mí, y en absoluto a la formación política con la que colaboro (a mi lo de "militar" nunca me ha gustado) desde sus inicios, allá por 2011.

Me he resistido hasta ahora a expresar públicamente mis impresiones sobre los acontecimientos que han tenido lugar en la Región de Murcia en los últimos meses en relación a la posible confluencia de movimientos sociales y políticos para revertir la situación en esta región, que está sufriendo a un gobierno sin ideas, interino, que solamente ofrece más de lo mismo, y que está ciego a lo que está pasando en la sociedad española y murciana. Y me he abstenido porque no tenía elementos de juicio suficientes como para tener una opinión formada. Pero los movimientos estratégicos de los distintos partidos en las últimas semanas me ha hecho reflexionar en voz alta, y no de modo muy positivo, realmente.

La confluencia en la Región de Murcia no es algo nuevo. Desde las elecciones generales de 2011 ha habido intentos de unir fuerzas, con la conformación de Asamblea por el Senado, una unión de personas pertenecientes a distintos partidos y asociaciones (EQUO, IU, Movimiento por Santomera, Foro Ciudadano, etc.) para intentar entrar en la cámara alta. Los discretos resultados en los comicios enfriaron el proyecto. En el plano municipal, Alternativa por Santomera, la unión de facto de personas pertenecientes a tres partidos, IU, EQUO y MOS, están dando sus frutos desde 2011, con dos concejales que ponen en práctica los nuevos modos democráticos y son el ejemplo claro de que esa convergencia es posible. En 2013 hubo un segundo intento, promovido por el Foro Ciudadano de la Región de Murcia, con el proyecto Convocatoria por el Cambio. A pesar del loable esfuerzo de aunar a personas independientemente de su afiliación política, intentando sumar al mayor número posible de movimientos sociales, personas independientes y partidos, la dificultad encontrada y el error, en mi opinión, de querer empezar la casa por el tejado, presentando públicamente el proyecto sin una base social sólida, echó por tierra este nuevo intento.

Y a todo esto aparecieron dos actores que han trastocado el tablero de juego. Por un lado Podemos que, animados por unos excelentes resultados en las elecciones europeas (si tenemos en cuenta la poca trayectoria con la que contaban) que, a mi juicio, les sorprendieron hasta a ellos mismos, han entrado por la puerta grande en las encuestas. El fenómeno Podemos (creo que se puede definir así, debido a la rapidez con que han ido protagonizando las portadas de periódicos y los noticiarios y tertulias televisivas, que no han sido ajenas, por cierto, a su expansión, y a la avalancha de adhesiones virtuales) ha vuelto del revés a casi todas las formaciones políticas, sobre todo a las tradicionales, herederas de la Transición. Por otro lado, la iniciativa municipalista Guanyem Barcelona, que ha abierto el camino para crear en las distintas ciudades de todo el país proyectos similares, incluidas Cartagena, Archena y, posiblemente, Murcia que, con el nombre de Ganemos (y otros), pretenden conseguir la tan ansiada confluencia a nivel municipal y, en algunos casos, como la Región de Murcia, a nivel autonómico.

Sin embargo, creo que tanto desde Podemos como en el seno de algún partido que apuesta por Ganemos, al menos en la Región de Murcia, se están llevando a cabo movimientos, auspiciados todos ellos desde sus respectivas cúpulas nacionales, cuyas consecuencias serán previsiblemente la ruptura de ese espíritu de concordia y colaboración tan necesario para llevar a buen puerto la unión de las personas que apostamos por otra manera de hacer las cosas. Me explico.

Podemos, al margen de su trayectoria dirigida desde el comienzo por un pequeño grupo de profesores que tienen atada y bien atada su estrategia para alcanzar el poder, se va alejando cada vez más de la tan cacareada apertura libre a la ciudadanía. Primero, por no dejar que las distintas opciones que se presentan (ya sean propuestas éticas, modos de funcionamiento interno o equipos que quieren constituir sus consejos ciudadanos) actúen con igualdad de oportunidades, bien cambiando las reglas por las que se rigen las votaciones en el último momento, para asegurar la elección de las propuestas del equipo promotor, o bien apoyando abiertamente a unas candidaturas en detrimento de otras, restando, muy presumiblemente, a las que no se llamen "Claro que Podemos" casi todas las opciones de salir elegidas. Y segundo, al arrogarse la herencia del 15M (tanto por la apropiación de lemas como por declaraciones abiertas en este sentido de sus dirigentes) y la exclusiva de la conformación de la "unidad popular", siempre y cuando ese "pueblo" sea elegido por ellos, excluyendo de pasada a muchas miles (si no millones) de personas que no siguen a pie juntillas las consignas emanadas de su asamblea. 

El otro factor que, a mi juicio, puede desestabilizar y dar al traste con la construcción de las candidaturas unitarias en la región, es seguir apostando desde IU por líderes que representan a la vieja política y que traicionan una de las premisas de la renovación política, como es la de apostar por personas que no han pasado 20 años viviendo de cargos públicos. La renovación tiene que escenificarse con nuevas personas, como han sabido ver sus correligionarios en Madrid, dejando paso a las nuevas generaciones que representan Alberto Garzón o Tania Sánchez.

A nivel autonómico y municipal, la previsible aparición de dos opciones políticas muy semejantes (Ganemos y Podemos) no hará sino confundir a las personas de esta región, ajenas a los detalles y a las rencillas por saber quién representa mejor a la "gente", esa entidad abstracta que funciona como cajón de sastre, que lo mismo representa a l@s que votan a los de siempre que a l@s que estaban ocupando las plazas en el 15M. Lo único cierto es que las particulares condiciones en el reparto de los escaños en la Asamblea Regional, con la existencia de cinco circunscripciones, dificultará previsiblemente la consecución de una mayoría suficiente como para cambiar el signo del gobierno regional que lleva 20 años castigando a la región con sus decisiones erróneas y su apuesta por un modelo caduco, si no se consigue la unión de fuerzas. Es una demanda social. Sólo hay que leer los comentarios de miles de personas en las RR.SS. o en los diarios digitales, que asisten impotentes a la pelea de gallos sin poder más que lamentarse por la falta de entendimiento entre los partidos. 

Por supuesto, esta confluencia se debe hacer del modo más transparente, democrático, abierto a la ciudadanía posible, y creo que aquí todos estamos de acuerdo. Si, al final, no se consigue la ansiada (por muchos) confluencia, las personas que se niegan en redondo siquiera a plantearla tendrán mucha responsabilidad si los resultados obtenidos no responden a las expectativas creadas.