martes, 10 de febrero de 2015

¡A POR LOS CICLISTAS!


Cada cierto tiempo, leemos en los medios de comunicación que un grupo de cabezas pensantes pretenden hacer de la bicicleta la víctima propiciatoria de las nefastas políticas de movilidad en nuestras ciudades. Ahora hemos sabido que la Cátedra Española de Seguridad Vial y Movilidad del Instituto Internacional de Ciencias Políticas, ha advertido de que la "permisividad" con las bicicletas genera "situaciones de riesgo" en ciudad, y ha propuesto que los ciclistas lleven matrícula y casco y que cuenten con un seguro obligatorio. No es la primera vez que se propone, y suele coincidir con las noticias del aumento de ventas en automóviles. De esta manera, el lobby del automóvil pretende “darle la puntilla” (si se me permite este desafortunado símil taurino) al medio de transporte urbano más ecológico, sano y libre de los que transitan nuestras ciudades, como es la bicicleta.
Si se obligara a cada bicicleta a que pagara un seguro, se desincentivaría claramente el uso de este medio en las urbes. Además, la matriculación añadiría la obligatoriedad de pagar una tasa anual. Ese seguro obligatorio sería un absurdo cuando no está verificada la “peligrosidad” de las bicicletas, siendo los y las ciclistas más bien víctimas en los accidentes de tráfico y no provocadores de los mismos. El año pasado fallecieron 46 ciclistas en las carreteras españolas, 9 más que en 2013. Estas medidas de carácter puramente recaudatorio no se aplican en ningún país europeo, ni siquiera en aquellos donde la cantidad de ciclistas urbanos es infinitamente mayor que en España, como Holanda.
No se nos puede escapar que el auge en la venta de coches es debido, principalmente, a las subvenciones otorgadas por la administración pública mediante los famosos planes PIVE, que para este año 2015 tiene una dotación de 175 millones de euros plasmados en los Presupuestos Generales del Estado. Desde su implantación en 2012, se han destinado más de 500 millones de euros para subvencionar la industria del automóvil. Si esa cantidad fuera destinada a la construcción de carriles bici y otras infraestructuras para facilitar el uso de las bicicletas en las ciudades, el paisaje urbano sería mucho más amable y menos contaminado, y la peligrosidad para los peatones disminuiría ostensiblemente (se producen más de 10.000 atropellos de peatones por parte de automóviles anualmente en España, la inmensa mayoría de ellos dentro del casco urbano).
Mientras que en España se culpabiliza y se amenaza a los usuarios de la bicicleta con el pago de tasas y seguros obligatorios, en el país vecino, Francia, se ha hecho un experimento, consistente en pagar 0,25 euros por kilómetro a los empleados que van al trabajo en bicicleta. Pues bien, esa medida se tradujo en un aumento del 50% del uso de este medio de transporte. Esto demuestra que una política eficaz para reducir la siniestralidad en las calles, disminuir los niveles de contaminación atmosférica y fomentar el uso de la bicicleta va en sentido totalmente contrario de lo que algunos quieren implantar. Deberían aprender de los países de nuestro entorno y no limitarse a aplicar medidas recaudatorias, que se verifican inútiles para alcanzar los objetivos que se pretenden.
Publicado hoy en La Crónica del Pajarito:

No hay comentarios:

Publicar un comentario